Lo siento. Hoy no traigo fotos, pero se me ha ido la pinza y
dejándome llevar por mis grandes delirios de ninfómana sumisa os traigo un
relato con el que espero que os toquéis y disfrutéis.
Negro. Abro algo confundida los ojos. ¿Dónde estoy?
Lo último que recuerdo fue ese pañuelo acercándose a mi
cara, y teniendo en cuenta que estoy atada de pies y manos, es evidente que me
han secuestrado. Me van a violar.
Han pasado un par de horas y el dolor de mi espalda empieza
a ser inminente. Me encuentro bocabajo sobre una especie de potro. Con las
piernas separadas, quedando mi culo bien alto y al descubierto.
No tengo miedo, pero estoy muy inquieta. Adoro esos momentos
de espera en los que no sabes a que tipo de aberraciones vas a ser sometida; me
ponen muy cachonda.
No puedo moverme a penas, pero la espera hace que pueda
fantasear sobre lo que me van a hacer. ¿Querrá follarme, o simplemente jugará
conmigo hasta que se corra? Me da igual, cualquiera de las dos opciones me
excita. Contraigo el coño con ganas de ser atravesada de inmediato y en ese
momento escucho lo húmeda que estoy. Necesito que me metan algo ahora mismo.
Oigo pasos. Mi coño cada vez está más palpitante, preparado
para ser penetrado. Ha estado completamente expuesto durante un par de horas,
preparándose. Preparándose como un delicioso bizcochito, irresistible y el cual
saboreas tras haberle puesto tanto empeño. Con espera todo sienta mejor y mi
chochito está listo, húmedo e irresistible como ese bizcocho.
Se abre la puerta y entra una persona encapuchada con un
maletín enorme. La intriga me supera. Por su complexión podría decir que se
trata de un hombre, aunque tampoco podría jurarlo.
Se aproxima hacia mí sin decir ni una sola palabra. Lo
prefiero.
Entonces apoya el maletín sobre una mesita alta que hay al
lado y lo abre. Mi coño empieza a chorrear, impaciente por someterse a todos
aquellos aparatos y juguetes que alcanza mi vista.
Me agarra fuerte del pelo y estira haciéndome levantar la
cabeza. Me coloca una mordaza con cuidado y me suelta de golpe incluso empujándome.
Seguidamente coge un bote de aceite que vierte como el que
escancia sidra sobre el agujero de mi culo. Noto como el líquido se desliza,
tan fresquito, hasta mi chocho.
Aún no me ha tocado. Deduzco que a él también le pone cachondo
esperar.
Me parece un momento tan delicado…Quiero decir, el momento
en el que un dedo se dispone tocar tu chochito, tan despacio... Es una
sensación tan placentera, que a penas dura unos segundos, pero tan intensa que
podrías incluso llegar a correrte.
Mi querido desconocido procede a guiar su dedo índice hasta
mi clítoris. En ese momento noto como su yema se desliza de arriba abajo
suavemente ayudado por el aceite.
Con su otra mano coge uno de esos dilatadores transparentes
con los que puedes ver lo grande que se te hace el agujero. Pone la punta justo
en mi culo y la deja ahí, dónde empieza mi agujero, inmóvil. Cabrón…
Estoy excitada a cotas inimaginables. Él tío se piensa que
está vejando a una niñita indefensa (sí, así es como me gusta sentirme), cuando
realmente la que más está disfrutando soy yo. A su merced, indefensa, expuesta
completamente a cualquier vicio oculto que quiera experimentar conmigo.
Mmmmh.. Dejo escapar un híbrido entre grito y gemido. Acaba
de introducírmelo hasta el fondo. Permanezco en la misma posición, todavía
inmovilizada, pero ahora con el culo abierto (Para mí uno de los actos más
simbólicos de cualquier vejación).
Empiezo a estar un poco mareada de esta postura. La sangre
se me está subiendo a la cabeza y la mordaza me dificulta mucho respirar. Da
igual, cuanta menos respiración, más intenso será todo.
Mi amo (he decidido adjudicármelo), coge un consolador y me
lo introduce en el coño con su mano derecha mientras que con la izquierda me
soba el culo desmesuradamente.
No para de meterlo y sacarlo, meterlo y sacarlo, mientras mi
chochito parece que va a explotar de lo inundado que está. Me vuelve a agarrar
del pelo, el proceso se repite cada vez más rápido y empiezo a notar
salpicaduras de mi propio flujo en la espalda.
Definitivamente estoy en el cielo. Los ojos se me tornan
como si no hubiera mañana, intento gritar y desfogarme todo lo que el cuerpo me
pide. Noto el contacto de mis dos juguetitos cuando están dentro de mí. Me
encanta estar abierta para alguien y que ese alguien haga todo lo que quiera
conmigo. Hasta sus perversiones más brutales.
Él no para de gemir. Tiene que ser alucinante llegar a
correrte con tan solo contemplar, pero por el momento, eso es lo que quiere y
cada vez parece más extasiado.
Presiento que se va a correr en nada y que mi boquita va a
estar ahí para ocuparse de que el suelo no se manche.
Suelta el juguete dejándomelo dentro y procede a quitarme la
mordaza, otra vez con suma sutileza. Eso es lo que queremos las sumisas, una
dosis de sexo brutal combinado con caricias delicadas. Una buena hostia en la
cara, que te agarre la boca, te bese y mirándote fijamente te diga que te
quiere, que te desea y lo especial que eres para él.
Si fuera hielo ya me habría derretido.
Se coloca delante de mí. Tengo su polla ante mis ojos, la
mirada perdida pero el instinto en su sitio. Y el instinto me pide a gritos
comerme esa polla. Parece que él no quiere. Simplemente me sostiene la cabeza
mientras que con su otra mano me agarra la mandíbula y me dice “Abre la boquita
puta”.
Mmmmh…noto la salpicadura, toda dentro. Definitivamente ha
terminado de rellenarme por completo.
Después de habérmelo tragado todo y seguir con mi culo y mi
chochito dilatado, él simplemente se dispone a abandonar la sala y dejarme allí
tal cual por otras cuantas horas más.
…
Cuando volvió y me sacó los juguetes de mis partes íntimas,
me corrí, dejando caer al suelo un líquido viscoso que venía desde el agujero
de mi coño. Después se lo confesé todo y actualmente vivimos juntos como amo y
sumisa experimentando con todo lo que se nos ponga por delante.
….o por detrás.
Námaste.
Joder, tía, menudo texto más erótico. Personalmente, creo que es muy difícil escribir textos de este estilo sin resultar de mal gusto y soeces. Me ha gustado, creo que has conseguido lo que pretendías con él jajajaja.
ResponderEliminarEn serio, mi enhorabuena. Ojalá que hubieses traído alguna foto relacionada (cuidao, que no te pido que traigas a nadie en esa situación jaja), algo sutil. Pero para la próxima :)